1.1.3 En el ejercicio de la ciudadanía.
El Modelo Educativo para el Siglo XXI del SNIT nos menciona, “que la
educación en las instituciones educativas debe tener como fundamento una
filosofía cuyo eje central constituya el desarrollo integral del ser humano.
Dicho propósito es con el fin de que los futuros profesionistas participen en
la sociedad desarrollando todas sus capacidades intelectuales, físicas y
culturales que les permitan alcanzar, de manera ética y significativa, en el
desarrollo de la comunidad en la que ejercerán su actividad productiva”.
También nos dice: “El ser humano como ciudadano, creador de cultura y
símbolos, moldea su identidad y participa en el compromiso colectivo de
construir y preservar una sociedad democrática, justa y equitativa. En
consecuencia, erige un estado de derecho, actúa en el marco de la legalidad, la
Ética y el respeto a los demás y al medio; tiene un profundo sentido de
identidad y pertenencia nacional y asume su responsabilidad de impulsar un
desarrollo sustentable que respete las raíces multiculturales”.
La sociedad es una unión estable, cuyo universo son todas las actividades
de las personas; de hecho, es la conjunción de inteligencias y voluntades cuya
tendencia es la aceptación de los principios democráticos de libertad, igualdad
y solidaridad. Por ello, podemos decir que la comunidad desea y pretende que no
haya privilegios, evitar los actos arbitrarios de los poderes, la aspiración
común a un fin determinado, la armonía y el bienestar entre los grupos y
personas, el respeto a las diferentes ideologías y creencias.
Las instituciones educativas tienen la misión fundamental de fomentar los
principios y valores en sus alumnos, de esta manera contribuir a la mejora de
la calidad de la educación y crear un compromiso de comportamiento ético en los
estudiantes y egresados para servir con responsabilidad a la comunidad. Para
lograr lo anterior en el estudio de la ética, es de vital importancia la
función del docente en el aula cuando imparte la cátedra, considero que no es
suficiente la transmisión de los conocimientos sustentados en principios
científicos; sino además, el sentir la pasión y la libertad con responsabilidad
para formar profesionistas íntegros para que participen de manera crítica con
todo el potencial de conocimientos, valores y convicciones en los temas de
relevancia en un mundo globalizado, buscando de manera sistemática cambios, con
el propósito de lograr una mejor convivencia en la comunidad.
Se dice, que lo que no tenemos no lo podemos ofrecer, es por ello que una
de las cualidades que el maestro debe de perfeccionar, es la habilidad de la
automotivación, para con ello, se facilite conseguir en los alumnos la
motivación que se requiere, para que se sensibilicen moral y espiritualmente en
los temas tratados en los diversos conceptos de la ciencia de la Ética. Y el
estado emocional propicio, logrará que el alumno haga personal, actitudes
positivas como la perseverancia, la perfección en lo personal como en lo
profesional en los diferentes aspectos, su comportamiento ético así como la
actualización en el estudio y en la profesión, para ser competitivos; se debe
trabajar en el tema de la autoestima, pues como lo explico en mis clases si no
nos gustamos a nosotros mismos, eso lo vamos a proyectar y nos afectará en
nuestra imagen con los demás; lo anterior, son algunos de los principios
elementales en el campo de los valores que debe tener todo ser humano para
lograr sus aspiraciones y para conducirse hacia una mejor convivencia humana en
la comunidad.
Asimismo el maestro tendrá como misión que los estudiantes tomen conciencia
y actúen en consecuencia de acuerdo a los valores éticos fundamentales como la
libertad, la responsabilidad, la justicia y la verdad; así como la dignidad, la
honestidad, el agradecimiento; en ser personas que inspiren respeto, confianza
y autoridad moral ya que es un factor decisivo para tener oportunidades en el
campo personal así como en el profesional, siendo la base de todo liderazgo ya
que cuando existe confianza prevalece un ambiente de buen desempeño y armonía
en todos los contextos; El formar este tipo de ser humano de manera integral en
valores, es tarea de vital trascendencia para los maestros, ya que educar
personas con esta calidad moral, es una de las mayores aportaciones que puede
hacer en los alumnos para la formación de ciudadanos íntegros, así como a la
familia; y a la imperiosa labor de formar egresados responsables con la calidad
profesional que demanda la comunidad.
Cada día hay más competencia, por lo que es indispensable que el egresado
tenga una actitud de superación personal y un plan de vida de actualización y
diversificación de mejora continua profesionalmente, sustentada en principios
éticos. El profesionista deberá contar como una de sus premisas vitales en el
ejercicio de su profesión, el respeto y la preservación de la vida como base
para un desarrollo sostenido, sustentable y en armonía, condición que deberá
asumir en toda actividad para así cumplir en el ejercicio con la ciudadanía.
Los maestros debemos estar conscientes que no es suficiente el que se
desarrolle un programa de estudio de la asignatura de Ética, solamente en el
campo teórico; además dentro del proceso enseñanza-aprendizaje que se debe dar
en la asignatura es el proporcionar el mayor de los ejemplos pragmáticos que se
presentan en el contexto ético de la comunidad, propiciando y fomentando el
estudio; así como una conciencia crítica de la realidad, con sentido de
libertad y responsabilidad, para darle un sentido ético en la toma de
decisiones que deberán tener en el futuro los egresados para su mejor
desarrollo, en bien de la comunidad. De esta misma manera, los profesores
debemos de dar nuestro mejor ejemplo de conducta ética a los alumnos, pues
debemos de ser congruentes de lo que enseñamos; este modelo de enseñanza le da
un sentido propicio de aprender la ciencia de la Ética; y por otro lado, existe
algo que es vital en la figura del maestro, me refiero a su autoridad moral
ante los diferentes contextos de la vida; siendo un principio elemental que se
demanda en el ejercicio de la ciudadanía.
Podemos afirmar categóricamente, que la formación de profesionales con un
alto sentido de vocación de servir a los demás, con bases sólidas en los valores
que los identifiquen en sus actividades de su profesión, personas con pasión y
entrega responsables en el ejercicio de la profesión con sentido analítico,
objetivo, pero además crítico para dar respuesta con sentido humano, a la
solución de problemas reales que vive el mundo actual en beneficio de la
ciudadanía y de la humanidad.
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